jueves, 20 de diciembre de 2012

PREFERENTES BANKIA: ARBITRAJE, LA ULTIMA AÑAGAZA

Una vez mas, tengo el placer de colgar en el blog, la aportación altruista del gran defensor de nuestra causa, Don Rafael Torres. Hoy, supongo que con su permiso, me atrevo a substituirle una sola palabra de todo su escrito para dignificar mas nuestra obligada colaboración y darle mas sentido personalizado a nuestra indignación. Me permito proponerle la substitución de una palabra, quedando la frase así: ""...previsora clase honrada que ahora..."". Perdóneme don Rafael, pero es que mi cabreo es mayor cada día y mi templanza no es tan consolidada como la suya.

Aprovecho desde esta plataforma de opinión, para expresarle mi mas grande deseo de felicidad para usted y los suyos en estas Fiestas Navideñas. Imagino que con el apoyo de muchos de los lectores del blog.


P.D. Por si alguien duda. Trascribo del Diccionario de la RAE:
añagaza.
(Del ár. hisp. annaqqáza 'señuelo', y este del ár. clás. naqqāz 'pájaro saltarín').
1. f. Artificio para atraer con engaño.
2. f. Señuelo para coger aves. Comúnmente es un pájaro de la especie de los que se trata de cazar.

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Arbitraje, la última añagaza



Rafael Torres
20/12/2012



Del mismo modo que asombran los inmensos esfuerzos y trabajos que hacen algunos, en la legalidad y fuera de ella, para evitarse el esfuerzo menor de trabajar, pasman la energía y los riesgos que corren Bankia y el Gobierno para no devolver el dinero a los clientes que, imbuidos de la creencia de que Bankia era un banco, le entregaron los ahorros para su custodia y para lo otro que se suele meter el dinero en los bancos, para que no se lo coma la inflación. O dicho de otro modo: con lo relativamente sencillo que sería devolver a la gente su dinero, del que se le despojó a través de una estafa minuciosamente urdida y hábilmente ejecutada por las Cajas de Bankia, todavía andan ideando combinaciones para apalancarse para siempre el dinero de los jubilados, de los pequeños ahorradores, de las víctimas del 11-M, de los pensionistas, de los trabajadores y, en fin, de esa frágil y previsora clase media que ahora algunos gobiernos pretenden, al dictado de sus prestamistas, destruir. La última combinación: El arbitraje de Bankia.

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