sábado, 16 de agosto de 2014

PREFERENTES BANKIA: LA MISMA CARROÑA HUMANA CON SU MORAL PODRIDA

Todos los  "colaboradores necesarios" que, fueron y continúan siendo, en la realización de la ESTAFA de las preferentes,deben ir a la cárcel. Ninguno de ellos muestra el mas mínimo deseo de arrepentimiento. No les vale la casi absoluta condena general de los jueces en su contra. Están convencidos que su "dolo", "dolo omisivo" y "mala fe", no era delito porque, para ellos, era costumbre.

Independientemente de la forma de demandar de los estafados, deberíamos haber dispuesto de la misma herramienta que ellos, los bankiarios, aplican contra los libretistas cuando se realiza alguna operación en descubierto. Si hubiéramos podido gravar sus "descubiertos" con los mismos porcentajes que ellos nos aplican a los saldos negativos, por cada 1000€, tendrían que habernos dado un "porrón" de pasta. Pero los sinvergüenzas son los que atacan y los decentes los que soportamos los ataques.

La demostración de sus  mentiras y su mala fe, la demuestran dando noticias de que Bankia va viento en popa, cuando ha pasado a ser una puñetera mierda, rechazada como tal, por todas las personas que se relacionan con ella, excepto por los empleados de plantilla que no les han echado a la calle.

Lo lamentable es que, con motivo de la implicación de todos los implicados, y por ser quienes son, desde todo el Poder español no hay gwebos de entregar a todos los culpables, a los jueces, para que rindan cuentas. Pero llegará el día, y los que que quedemos lo veremos. de que PODEMOS. Nadie se irá de rositas. A Blesa le veremos en la cárcel. 

San Martín lo está demostrando, cada vez se le nota mas activo. Ya hay Altos Cargos en la cárcel y viene  empujando con fuerza otra "hornada".

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Cuando Bankia vendía preferentes hasta a enfermos de esclerosis

  • Condenan al banco a devolver 64.000 euros por engañar a un anciano madrileño

Afectados por el fraude de las preferentes, en Plaza de Castilla...
Afectados por el fraude de las preferentes, en Plaza de Castilla durante la declaración del ex presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. BERNARDO DÍAZ
 
A los 53 años, en 1995, José Luis comenzó a desarrollar una esclerosis que rápidamente le obligó a dejar su oficio de carpintero. Sus manos empezaban a dejar de cumplir las órdenes de su cerebro.

Poco a poco su radio vital fue circunscribiéndose más y más a su domicilio, del que como mucho salía para hacer alguna gestión. Por ejemplo, en el banco.

De su hogar madrileño en Vallecas a la sucursal de Bankia donde iba guardando, granito a granito, su pensión, apenas hay 500 metros, pero la salud de José Luis se fue deteriorando tanto que hubo un momento en que ya no era capaz de hacer el recorrido a pie: tenía que coger un taxi.

Un buen día de julio de 2004, el director de la sucursal en persona le telefoneó. Había una cosa que quería ofrecerles a él y a su mujer, una jugada segura. Ambos cogieron el taxi acostumbrado para escuchar la oferta, un producto de «condiciones inmejorables» que les traería seguros réditos: 175.000 euros en preferentes.
Confiando en el director, la pareja, firmó lo que le pusieron por delante y ni siquiera se quedó con un documento acreditativo, tal era la cercanía con el empleado.

El Juzgado de Primera Instancia número 5 de Madrid acaba de sentenciar que Bankia estafó a José Luis y a su mujer aprovechándose de su «avanzada edad, delicado estado de salud, bajo nivel de estudios y absoluta carencia de conocimientos financieros», extremos «sobradamente conocidos por la entidad bancaria».

La sentencia, que obliga al banco a devolver 64.000 euros a la pareja -la cantidad que les faltaba para recuperar el total que invirtieron- es apelable hasta principios de septiembre. Ni José Luis, cuyo nombre es supuesto, ni su mujer, engañados, han querido hablar con este diario, que sí ha accedido a la sentencia. El letrado de la pareja da por hecho que el deterioro del anciano, al no ser cognitivo, no tuvo por qué afectar a su discernimiento cuando Bankia, entonces Caja Madrid, le ofreció el trato. La sentencia, sin embargo, no deja de mencionar su estado de salud en el contexto del que la entidad se habría aprovechado de la pareja .

'Información insuficiente'

«La información facilitada por el banco fue insuficiente para que los demandantes conocieran el verdadero alcance características y riesgos del producto adquirido», se puede leer en la sentencia, que acredita que «Bankia ofreció un producto completamente inadecuado y alejado de su perfil [...] sin informarles de que existía un riesgo cierto de perder la totalidad de la inversión, no estando su rentabilidad garantizada», consta en el documento.

Contrariamente a lo alegado por Bankia, la magistrada María de la Consolación González Sánchez sostiene que el banco sí que realizó labores de asesoramiento financiero al colocarles las preferentes, un extremo clave para el veredicto: «No cabe duda de que Bankia llevó a cabo un servicio de asesoramiento financiero, pues la contratación del producto se llevó a cabo debido a las indicaciones y recomendaciones ofrecidas por el empleado del banco a la parte demandada».

El director, Ángel Ortega Carrasco, llegó a admitir en el juicio que «las participaciones eran un producto de alto riesgo». Tampoco se realizó por parte de la entidad bancaria ningún «test de idoneidad» de los clientes para que contrataran las preferentes, ni que se les informara «con el suficiente detalle y con un lenguaje a ellos accesible».

La magistrada sostiene firmemente que Bankia, en un caso así, estaba obligada a «velar, de manera escrupulosa, por el cumplimiento de su obligación de información». En realidad, a José Luis y su mujer no sólo se le vendieron las preferentes en 2004, sino que en 2009 se les ofreció renovar el contrato con iguales condiciones, sin información ni documentación ninguna.

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